Se trata de una prueba de gran importancia durante el embarazo, permite datarlo con precisión así como detectar marcadores de cromosomopatías y diagnosticar precozmente muchas malformaciones fetales.
La primera ecografía se suele realizar entre las semanas 11 y 13 + 6 días de embarazo calculadas desde la FUR (primer día de la última regla).
La semana 12 de gestación es la más idónea para realizar la primera ecografía, nos permite:
Esta ecografía está adquiriendo cada vez más importancia por la detección de marcadores de cromosomopatías y la posibilidad de diagnosticar muchas malformaciones de manera precoz
La exploración puede ser por vía abdominal, vía vaginal y muy frecuentemente ambas; se individualizará en cada caso según las semanas de gestación, características maternas y posición fetal. La mujer se desnudará de cintura para abajo dado que frecuentemente es necesaria la utilización de la vía vaginal. Es recomendable acudir con ropa cómoda que facilite la exploración. Esta prueba se realiza con vejiga vacía.
En esta ecografía se realizan una serie de mediciones y repaso anatómico para verificar el desarrollo correcto del embrión.
Este trimestre tiene la ventaja de poder ver al feto entero (no por partes) lo que facilita una mejor comprensión en general por parte de la paciente (columna vertebral, perfil fetal, extremidades) así como visualizar los movimientos que el feto realiza durante la exploración.
Si la posición fetal lo permite y las imágenes son óptimas, se podrá adelantar el sexo fetal con probabilidad asumiendo posibilidad de error por la morfología genital en estas semanas de embarazo.
Se puede realizar una ecografía a partir de la semana 7-8, para comprobar la correcta evolución de la gestación de forma precoz. En determinadas situaciones clínicas se puede realizar de forma más precoz.
En general la exploración se realiza con vejiga vacía pero cuando programes la ecografía con el ginecólogo, no dudes en consultarlo.
Depende del tiempo de gestación, la posición del feto y diferentes factores maternos suele durar entorno a los 10 y 30 minutos.
Es una prueba mediante la que se calcula el riesgo de que el feto esté afecto de determinadas cromosomopatías (síndrome de Down o trisomía 21, trisomía 18 y, en ocasiones, trisomía 13) mediante la combinación de parámetros bioquímicos (en la analítica de primer trimestre), ecográficos (translucencia nucal, longitud del embrión excluyendo piernas) y características individuales de la paciente (EDAD, peso, hábito tabáquico, raza entre otros). Esta prueba la solicita el ginecólogo y se realiza en el laboratorio correspondiente. Dependiendo del resultado del riesgo se pueden indicar otras pruebas para realizar un análisis genético. Este cribado debe realizarse antes de la semana 14.
Las ecografías que se recomiendan en un embarazo de bajo riesgo son 3: ecografía de primer trimestre (entre la 11-13+6 semanas, siendo de elección en la semana 12), ecografía morfológica (entre 19-22 semana, de elección en semana 20) y ecografía del tercer trimestre (entre 34-36 semanas). En embarazos de riesgo bien por antecedentes adversos, enfermedades maternas, complicaciones en la gestación o anomalías fetales, se deben realizar mayor número de ecografías generalmente solicitadas por el especialista responsable. Los padres también pueden solicitar la realización de ecografías adicionales para tener una segunda opinión o por motivos médicos, familiares o personales. Los ultrasonidos deben considerarse “seguros” para el feto si se siguen las recomendaciones de las Sociedades Científicas.